La dependencia vs la estadidad

Por Ángel Collado Schwarz

(Artículo aparecido en El Nuevo Día)

En la medida que Puerto Rico aumenta su dependencia económica de Estados Unidos, se aleja de alcanzar la estadidad. La dependencia y la estadidad son fuerzas antagónicas en la metrópolis: una es irversamente proporcional a la otra.

La elección del primer gobierno estadista en 1968 cambió la filosofía del gobierno de Luis Muñoz Marín de minimizar la dependencia de fondos federales y la deuda pública.

La estrategia del gobierno de Luis A. Ferré fue aumentar la dependencia introduciendo los cupones de alimentos. Esta estrategia fue formalizada y escalada bajo el gobierno de Carlos Romero, promoviendo la consigna de que la estadidad era para los pobres.  Con ello logró el objetivo político en Puerto Rico de que la ciudadanía, en su inmensa mayoría de escasos recursos económicos, respaldara la estadidad.

Irónicamente, el PPD cayó en la trampa de entrar en la carrera de cuál gobierno traía más fondos federales a la Isla. Desde el gobierno de Rafael Hemández Colón en adelante, el aumento de estos fondos era un logro resaltado en todas las campañas del PPD. Para el comisionado residente, Jaime Fuster, esta estrategia le representaba un profundo conflicto existencial.

Como estrategia, si bien ha sido efectiva políticamente a nivel local para maximizar el respaldo de la estadidad, ha tenido un efecto adverso en la metrópolis, cuyos mandatarios al final son quienes tienen el poder de invitar a sus territorios a ser parte de su nación.

Esta realidad se vio plasmada hace unas semanas en la Cámara de Representantes, en las vistas del Comité responsable de sus tenitorios, recursos naturales y tribus indígenas, cuando el congresista republicano, Jody Hice, embistió contra el gobernador Pedro Pierluisi recriminándole que cada vez que Puerto Rico acudía al Congreso era para una de dos cosas: extender la mano para pedir más dinero o para solicitar la estadidad. Aprovechó para afirmar que se oponía a la estadidad, al igual que algunos de sus colegas.

Es curioso que ninguno de los congresistas que recaudan fondos en Puerto Rico para sus campañas politicas a cambio de respaldar la estadidad salieron a rebatirle.

Pierluisi ni siquiera le reclamó que, entre dos partes, aquella que tiene la autoridad sobre la otra, como la que tiene el Congreso sobre su territorio, asume la responsabilidad. Un menor que vive con sus padres está sujeto a la autoridad de ellos, que a su vez asumen la responsabilidad de mantenerlo, aunque decidan complacerlo en algunas de sus peticiones.

Pierluisi tampoco le recordó al congresista que la dependencia del territorio comenzó en 1899 cuando las fuezas invasoras devaluaron arbitrariamente el peso puertorriqueño, y con ello destruyeron la economía local, arruinaron a los comerciantes y a los agricultores y echaron a pique la autosuficiencia alimentaria. A un país sin deuda pública y autosuficiente alimentariamente, los invasores lo convirtieron en paria, con una economía basada en el monocultivo del azúcar, para exportación a un solo mercado. Ante la crisis creada, la metrópolis se vio forzada a enviar fondos a Puerto Rico para amortiguar los daños creados.

El congresista aprotechó para atacar el proyecto descolonizador 8393 respaldado por su colega republicana, Jenniffer González, y por Nydia Velázquez. Hice alegó que se debería incluir la opción colonial en el proyecto descolonizador. El proyecto no logró conseguir el respaldo de níngún congresista republicano.

Desde el 2005 todos los comisionados residentes electos han promovido la estadidad. Más aún, desde el 2021 se enviaron a la metrópolis cinco delegados electos y bien renumerados, para cabildear por ella. Como dice el evangelio de Mateo: «Por sus frutos los conoceréis».

El fenecido analista Benny Frankie Cerezo decía que cada vez que se elegían gobiernos estadistas en Puerto Rico, el respaldo de la estadidad retrocedía en la metrópolis. El congresista Jody Hice protagonizó la demostración más reciente.

Ir con la latita a pedir migajas a la metrópolis es irverso a aportar para ser parte de esa nación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *