Ángel Collado Schwarz plantea que la visión de Eisenhower para Puerto Rico sigue viva

Reportaje de José A. Delgado. En su más reciente libro, el historiador examina la administración del expresidente de Estados Unidos, de quien dice buscó abrir la puerta para que la isla considerara optar por la soberanía
18 de marzo de 2023 - 11:40 PM

Washington.- El historiador Ángel Collado Schwarz piensa que el gobierno de Estados Unidos mantiene viva la visión de la administración republicana de Dwight Eisenhower –cuya presidencia examina en su más reciente libro–, de que Puerto Rico debería considerar optar por su soberanía política.
Collado Schwarz –profesor universitario, publicista y columnista– es el autor del libro “Eisenhower y el Caribe: Muñoz Marín, Castro y Trujillo”, en el que investiga, principalmente, la relación de la administración Eisenhower con Puerto Rico, Cuba y República Dominicana.
El libro da seguimiento a su publicación anterior, “Truman y Puerto Rico: el origen de un proyecto descolonizador fallido”, donde destaca que el presidente Harry Truman sintió orgullo de encaminar a Hawái y Alaska hacia la estadidad; a Filipinas, hacia la independencia; y a Puerto Rico, en la dirección del gobierno propio.
En “Eisenhower y el Caribe”, subraya la visión del presidente número 34 de Estados Unidos –quien antes fue comandante de las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial– sobre los debates en el gobierno estadounidense tras las Naciones Unidas excluir a Puerto Rico de la lista de colonias, el impacto de la Guerra Fría, la relación de la Casa Blanca con la administración de Luis Muñoz Marín –vinculado a los demócratas–, el fallido esfuerzo del gobierno del Partido Popular Democrático (PPD) por aclarar “la relación bilateral” y su coincidencia con la revolución cubana, entre otras cosas.
Durante la presidencia de Eisenhower, ocurrió el ataque nacionalista al Congreso del 1 de marzo de 1954 y Estados Unidos admitió como estados a Alaska y Hawái.
Inicialmente, Collado Schwarz se propuso escribir un libro sobre los asuntos de Puerto Rico en las administraciones de Truman y Eisenhower, pero encontró mucha más información sobre Truman de la que pensó estaría disponible.
“Para entender el Puerto Rico de hoy, hay que entender la historia de Puerto Rico desde Truman en adelante. Hizo tres cosas fundamentales: nombró el primer gobernador puertorriqueño; cambió la ley para poder elegir al gobernador; y lo tercero es la Ley 600, que autorizó a Puerto Rico a desarrollar su Constitución, ciertamente una ley colonial porque dejó vigente la Ley Foraker. Desde Truman, ningún presidente ha hecho algo para cambiar fundamentalmente la relación entre Puerto Rico y Estados Unidos”, sostuvo.
¿No incluye en esa expresión al presidente Barack Obama y la ley Promesa?
—Con Promesa, prácticamente, se invalidó la Constitución de Puerto Rico… eso fue un retraer de la relación.
¿Qué significó para Puerto Rico la presidencia de Eisenhower?
—Durante la pandemia (de COVID-19), encerrado en mi casa, reabrí mis archivos para examinar lo recopilado sobre Eisenhower. Descubrí cosas importantísimas. En medio del debate de 1953 en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Eisenhower había dicho que, si Puerto Rico pedía la independencia, él la respaldaría. Los libros de historia dicen que Eisenhower hizo eso para que la ONU aprobara la resolución que permitió sacar a Puerto Rico de la lista de colonias. Hay libros, como el del embajador Mason Sears, que dicen que, si Eisenhower no hubiera dicho eso, la ONU no habría sacado a Puerto Rico del comité de colonias. Pero no, Eisenhower estaba convencido de que Puerto Rico debería ir hacia la dirección de Filipinas, no hacia la de Hawái y Alaska. Es curioso, porque, en las elecciones de 1953, el Partido Republicano había endosado, por vez primera, la estadidad. Pero los datos reflejan que la realidad era otra. Eisenhower estaba claro, sin embargo, que no podía empujar a Puerto Rico hacia esa dirección, si Muñoz Marín no estaba de acuerdo. Muñoz Marín fue la persona que paralizó cualquier iniciativa hacia esa dirección. Concluyo, en mi libro, que eso deterioró la relación con Eisenhower, pues luego se reducen las visitas a la Casa Blanca, Muñoz Marín pidió aclarar la cuestión del status y Eisenhower no hizo nada, y (se dieron las controversias) en torno a la visita de Eisenhower a Puerto Rico.
¿Concluye que Muñoz Marín no promueve la idea porque tenía esperanzas de adelantar el ELA o porque políticamente no le convenía?
—La teoría principal es que estaba convencido de que podía conseguir que el ELA (Estado Libre Asociado) se desarrollara en lo que la Ley 600 y la Constitución no lograron, que era un pacto entre iguales, pero eso es lo que el Congreso jamás va a dar. Mientras la Constitución de Estados Unidos diga que el Congreso tiene poderes plenarios sobre los territorios y Puerto Rico sea un territorio, eso es imposible. Muñoz también tenía un problema si cambiaba dramáticamente de posición, después de haber sido un enemigo de la independencia. Creo que tenía un conflicto emocional… y un conflicto personal, con la cuestión de que Pedro Albizu Campos y los nacionalistas habían tratado de matarlo en el 1950. Otro punto que planteo es que su asesor principal, que era Abe Fortas –que fue abogado del gobierno de Puerto Rico y luego juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos–, se oponía tenazmente a la independencia, decía que Puerto Rico no era viable como país independiente. Muñoz tampoco tenía un control total del PPD.
¿Eisenhower fue el primer presidente de Estados Unidos que reconoció la independencia como una opción de status para Puerto Rico?
—Es el primero que dice que, si Puerto Rico pide la independencia, él se la daría. Y lo más importante, fue el primero que trata de moverse en esa dirección… Hay memorandos que presento en el libro. Le envía uno al secretario de Justicia preguntando cómo podemos hacer en Puerto Rico lo que hicimos con Filipinas (que se independizó después de haber sido adquirido por Estados Unidos). Hay otro con el Departamento de Estado. Pide a distintas personas de su gabinete informes sobre una posibilidad de un Puerto Rico independiente.
La Guerra Fría circunda todo ese debate...
—Desde Truman. Ahí, viene la cuestión de lavarle la cara a Puerto Rico con el Estado Libre Asociado y salirse de lo que es ser una colonia clásica, lo que irónicamente volvió a ocurrir con Obama. Lo acabamos de ver con la reforma laboral, con las acciones de la Junta (de Supervisión Fiscal) y la jueza Laura Taylor Swain. Eso es vergonzoso para Puerto Rico.
¿Hubo resistencia a la visión del presidente Eisenhower dentro de su administración?
—La importancia de esto es que es la primera vez que el presidente había sido parte del gobierno permanente de Estados Unidos y los tres factores importantes del gobierno permanente (Estado, Inteligencia y Defensa) estaban en la Casa Blanca, por medio de Eisenhower y los hermanos Dulles (Allen, en la CIA, y John Foster, en el Departamento de Estado). Eso le da más relevancia al punto de vista de Eisenhower, aunque de todos esos líos de su presidencia, Vietnam, la crisis del canal de Suez, Irak... Puerto Rico no era una prioridad, tenía un papel secundario. Incluyo a Cuba y República Dominicana, porque no podía escribir un libro sobre Eisenhower y Puerto Rico excluyendo lo que pasaba en esos países. La relación entre Fidel Castro, Rafael Leónidas Trujillo, Luis Muñoz Marín y Washington, es muy importante.
¿Queda algo en el gobierno de Estados Unidos de la visión de Eisenhower?
—Estoy convencido de que, en ese gobierno permanente, su decisión es que Puerto Rico va hacia ser un país soberano, lo que sucede es que no hay un interlocutor en Puerto Rico para abrir las conversaciones con ellos. Creo que nos han enviado todos los mensajes posibles. La ley Promesa fue un mensaje, a ver si alguien hacía algo… Estados Unidos asesinó a Filiberto Ojeda el día del Grito de Lares, a ver si pasaba algo aquí. Están enviando todos los mensajes. El ELA ya no tiene ninguna credibilidad, sea en el Congreso, la Casa Blanca o la Rama Judicial. Y, por Dios, no puede haber más señales de que no quieren la estadidad, como confirman las expresiones de senadores. Si no están esas dos opciones, ¿cuál queda? Aparte de eso, son los encargados de la campaña en contra del PNP (Partido Nuevo Progresista) y el PPD, con la cantidad de alcaldes que han ido presos…
Los acusan de corrupción...
—Pero en otros años pasaban con ficha. No es una casualidad de que esto va “in crescendo” y es hacia los dos partidos, PNP y PPD.
¿No podrá revivir la visión de la Guerra Fría y volver a afectar la visión estadounidense sobre la región, por China o consecuencias de la invasión de Ucrania?
—No creo que se pueda repetir. La Guerra Fría no era un bando contra otro, envolvía mucho más que eso, bregaba con diferencias ideológicas, con las diferencias en sistemas económicos. Comunismo versus capitalismo, dictaduras versus democracias. Eso no es así ahora. Rusia no es comunista. China es comunista, pero no lo es en realidad, porque bregan con una economía de mercado, aunque tienen un régimen totalitario. El nuevo orden mundial y la geopolítica nueva es lo que está en el caldero, no una guerra fría como tal. ¿Salpica a Puerto Rico? Seguro que sí, porque Puerto Rico obviamente ya no tiene la prioridad que tuvo hace un tiempo.
La visita de Eisenhower
- En su libro, el historiador Ángel Collado Schwarz relata las tensiones que generaron con el gobernador Luis Muñoz Marín las escalas del presidente Dwight Eisenhower en Puerto Rico, en 1960. Eisenhower –como parte de un viaje a Suramérica– había invitado a Muñoz Marín a almorzar en la base Ramey durante una parada técnica de regreso. Muñoz Marín insistió en recibirlo en territorio no federal.
- Eisenhower accedió –primero sin entender el reclamo del gobernador– e hizo, el 22 de febrero, una parada de 30 minutos en el aeropuerto de Isla Verde camino a Suramérica. Luego, como parte de su retorno a Estados Unidos, tuvo una recepción en Ramey con republicanos de la isla, encabezados por Luis A. Ferré, a quien montó en el vuelo de regreso.
- “El presidente vino a Puerto Rico y no vino… Nos hubiera gustado más que, como el vicepresidente (Richard) Nixon, se llevara a Eisenhower a La Fortaleza”, indicó la primera dama Inés María Mendoza, en una “Carta a Puerto Rico” de abril de 1960.