Sept. 8, 2011

Concierto de Paz en el Paralelo 38

Concierto de Paz en el Paralelo 38

Artículo publicado en El Nuevo Día.

La música ha desempeñado un papel fundamental en la búsqueda de la paz durante conflictos mundiales, mediante conciertos que hacen historia. 

En 1989 Leonard Bernstein dirigió un concierto de paz frente al Muro de Berlín, celebrando su caída con la Novena sinfonía, de Beethoven.

 El pasado 15 de agosto, cuando Corea del Sur y Corea del Norte conmemoraron su independencia de Japón obtenida en 1945, se celebró un concierto de paz en el que también se interpretó la Novena sinfonía, esta vez en el Paralelo 38 de la península coreana.

El virtuoso músico argentino-israelí, Daniel Barenboim, y la Orquesta West-Eastern Divan finalizaron su gira asiática con una memorable representación de la Novena sinfonía ante diez mil personas en el Pyeonghwa-Nuri Park, en Imjingak, al borde de la Zona Desmilitarizada en el Paralelo 38. 

La orquesta, cuyo taller tiene sede en Pilas (Sevilla), está compuesta por 105 músicos  jóvenes: 41 de origen árabe, 37 israelíes, 22 españoles y 5 de otras nacionalidades.

La Novena sinfonía, de Beethoven, es una de las piezas más trascendentales y emblemáticas de la música y el arte.  Su último movimiento es un final coral que se ha convertido en símbolo de libertad. 

La letra del movimiento es una adaptación no literal hecha por Beethoven de la Oda a la alegría, de Friedrich Schiller.

La obra se destaca por ser la única composición musical declarada por la UNESCO patrimonio de la humanidad.

La representación de la orquesta en el parque público de la Zona Desmilitarizada estuvo acompañada por cuatro solistas y varios integrantes de coros coreanos.

Esta concluyó las representaciones en Seúl del ciclo completo de las sinfonías de Beethoven, hasta el momento ofrecidas en la Sala de Conciertos del moderno Centro de Arte en Seúl.

El Paralelo 38 en la península coreana es la línea divisoria entre Corea del Norte (comunista) y Corea del Sur (capitalista).

Reliquias de la Guerra Fría, estos constituyen una nación dividida forzosamente en dos estados por la desaparecida Unión Soviética y Estados Unidos.

Luego de terminada la Guerra de Corea con el armisticio negociado en 1953, ambos bandos regresaron al Paralelo 38 y  establecieron una Zona Desmilitarizada (DMZ).  Esta, diseñada para la contención militar, es hostil y despoblada.

Hace unos meses las conversaciones de las dos Coreas concluyeron sin que Corea del Norte admitiera responsabilidad  por el hundimiento del buque de guerra surcoreano Cheonan, efectuado en marzo de 2010, ni por el bombardeo de parte del Ejército norcoreano de la isla surcoreana, Yeonpyeong, situada en aguas disputadas por ambos países, producido el pasado mes de noviembre.

La  Orquesta del West-Eastern Divan incursionó en una zona donde cientos de miles de personas perdieron sus vidas en un conflicto bélico estéril de dos pueblos que todavía no han firmado un tratado de paz.

Llevar su mensaje de paz a zonas con conflictos bélicos no es una experiencia nueva  para la Orquesta West-Eastern Divan. 

Fundada en 1999 por Daniel Barenboim y el destacado intelectual palestino, Edward Said, la orquesta reunió a personas de países en estado de guerra y ahora, mediante la orquesta, llevan unidos un mensaje de paz.

El Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2002 fue concedido a Daniel Barenboim y Edward Said, quienes, según lo expresado en la premiación, “con independencia de su destacada proyección artística e intelectual, realizan una generosa y encomiable tarea a favor de la convivencia y de la paz, simbolizada en colaboración de jóvenes músicos que, superando antagonismos históricos, fomenta el diálogo y la reflexión”.

En el 2005 la orquesta realizó un concierto histórico en Ramallah, sede del Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina.

En el 2006 la West Eastern Divan se presentó en la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, dramatizando cómo los jóvenes músicos cristianos, musulmanes y judíos podían expresarse de una forma armónica en la Sala de la Asamblea General, hazaña imposible de alcanzar en el mismo lugar por los políticos y diplomáticos. 

La música es un lenguaje universal que logra unir a personas de distintas creencias.  Interpretar composiciones musicales requiere un trabajo en equipo: una orquesta sin integración ni armonía es incapaz de producir música. 

Esta necesidad se dramatiza en la interpretación de una pieza musical cuando uno de los músicos se convierte en solista, para lo que requiere el respaldo del resto de la orquesta y, una vez termina su solo, se reintegra al resto de los músicos orquestales.

Para que el solista tenga éxito, tiene que contar con el respaldo de sus compañeros en la orquesta.

Daniel Barenboim, quien acaba de ser nominado para el Premio Nobel de la Paz,  comentaba luego del concierto que  la Novena sinfonía traía un mensaje de paz y humanidad y que  la música puede ser una fuente de pasión e interés que fomente un diálogo entre Corea del Norte y Corea del Sur.