El comienzo de la debacle de Ricky

Artículo publicado en El Nuevo Día.
La pesadilla por la cual atravesamos comenzó en el gobierno de Luis Fortuño con su actitud “such is life”, la emisión de deuda pública (incluyendo la de AEE para el natimuerto Supertubo), los despidos de empleados públicos, el misterioso uso de los fondos multimillonarios ARRA de Obama, el reclutamiento de Alberto Velázquez Piñol y Julia Keleher y la contratación del publicista Edwin Miranda con su recién fundada agencia de publicidad, KOI.
El “modus operandi” se establece cuando el gobierno de Fortuño emplea a Ricky Rosselló en la Universidad de Puerto Rico sin una convocación pública para la nueva plaza. La Editorial de la UPR le publica su libro “Un nuevo Puerto Rico es posible”, sin las credenciales profesionales requeridas, violentando así las normas de la EDUPR y robándole el turno a investigadores que llevaban esperando para la publicación de sus escritos.
En 2012 Fortuño es derrotado por Alejandro García Padilla cuyo gobierno está salpicado con episodios de corrupción encabezado por el notorio Anaudi Hernández, nueva emisión de deuda pública, la quiebra económica y la aprobación de la ley federal PROMESA con la imposición de una Junta de Control Fiscal financiada por el pueblo de Puerto Rico.
En 2016 Ricky Rosselló fue electo gobernador con una minoría de votos como resultado de la fragmentación electoral de la oposición. El 60% del electorado votó en su contra. Sin ninguna experiencia laboral real, se convirtió en el gobernante menos cualificado en ocupar la posición.
Su gobierno comienza a colapsar 31 meses después, el 13 de julio, cuando el mundo descubrió el verdadero carácter del gobernante a través de los chats con sus amigos del alma y correligionarios.
Al igual que los “Watergate tapes” del presidente Richard Nixon, los “Ricky chats” reflejan su carácter oscuro y torcido. Se descubrió sus engaños, arrogancia, prepotencia, desprecio e insensibilidad. Sus ataques peyorativos, humillantes, cínicos y bochornosos lo inmortalizan en los anales de la historia.
Los chats llenaron la copa de lo que comenzó la semana anterior con los arrestos de funcionarios y suplidores de su gobierno. Personajes del gobierno de Fortuño como Alberto Velázquez Piñol y Julia Keleher asumieron un protagonismo en los pliegos acusatorios de la Fiscalía Federal. La prominencia del amigo de alma, Elías Sánchez y Edwin Miranda de KOI quedaron retratados en los chats.
Si bien la corrupción se ha convertido en el elemento predominante de su desgobierno, su legado, en colaboración con la legislatura de su partido, ha sido nefasto para el país. Sus leyes anti trabajadores; la corrupción ambiental; el desmantelamiento del sistema educativo sin un plan coherente; el abandono de la Universidad de Puerto Rico; la falta de transparencia en la AEE y otras entidades; el colapso de las instituciones culturales; el fracaso en garantizar la seguridad ciudadana; la ausencia de un plan de desarrollo económico; la quiebra del sistema de salud; el deterioro de la relación con el gobierno estadounidense; el intento de engañar al gobierno estadounidense sobre un plebiscito sin participación ciudadana representativa; y el otorgamiento de cuantiosos salarios a servidores públicos sin justificación, son algunas de sus medidas.
El manejo de los efectos del Huracán María proveyeron la vitrina a la enorme incapacidad del gobierno de Ricky Rosselló. El país pudo ver como el gobierno no pudo responder los reclamos de los afectados y ni siquiera lidiar con los fallecidos como consecuencia del evento. Lamentablemente esta tragedia sirvió de plataforma para escalar la corrupción.
Los chats sirvieron de herramienta para conocer lo que pensaba el verdadero Ricky y su traición y desprecio hacia su gente. Afortunadamente, este fue el detonante para exigir su renuncia de un gobierno inepto y colapsado.
Las demostraciones masivas dramatizan el despertar de un pueblo dormido y abusado. Por primera vez el mundo vio imágenes de una nación puertorriqueña ondeando orgullosamente su monoestrellada y exigiendo un nuevo Puerto Rico.