El marciano, el renacido y Puerto Rico

Artículo publicado en El Nuevo Día.
Hollywood nos trae a un marciano y a un renacido con el lema “nada es imposible” para motivarnos.
La adaptación cinematográfica de la novela “El marciano”, del escritor estadounidense Andy Weir, se estrenó en el 2015 como “The Martian”. Dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Matt Demon, está nominada para varios óscares en Hollywood, incluso como mejor película, y su protagonista, como mejor actor.
La historia trata de un astronauta estadounidense, Mark Watney, quien es abandonado en el planeta Marte cuando sus compañeros de tripulación, tras ser abatidos por una tormenta de polvo y tener que evacuar el planeta, lo dan por muerto.
Esta situación nos recuerda la actitud de la metrópolis de desentenderse convenientemente de su rol en la creación de la crisis que vive Puerto Rico.
Sin embargo, el astronauta no se dio por vencido. Su ingenio, creatividad y perseverancia triunfaron al final.
Su prioridad fue la alimentación, cuyos suministros estaban agotándose. El astronauta, utilizando sus conocimiento botánicos, creó un invernadero, en un ambiente inhóspito como el de Marte, para cultivar papas que lo alimentarían por varios meses.
El 85% de la comida que se consume en Puerto Rico es importada. Puerto Rico no necesita la creatividad del astronauta en Marte, sino voluntad y compromiso para implementar un proyecto de autosuficiencia alimentaria como proponía el último gobernador extranjero de Puerto Rico, Rexford G. Tugwell.
Desde hace más de medio siglo se viene discutiendo en el país el potencial que tenemos para desarrollar el denominado “Granero de Puerto Rico” en el Valle de Lajas.
Mientras Puerto Rico continúa desarrollando su agricultura lentamente y dependiendo de las importaciones de la metrópoli, América Latina ha superado a América del Norte como el principal exportador neto de alimento en el mundo.
El marciano maximiza otro recurso en su ambiente solitario: la energía solar. Mientras establece un plan con sus prioridades, Puerto Rico carece de un plan maestro para la autosuficiencia energética que utilice recursos disponibles todo el año como el sol, el viento y el mar para sustituir su costosa e ineficiente fuente de energía.
La novela “El renacido”, de Michael Punke, fue adaptada al cine y la película se estrenó en el 2015 como “The Revenant”. Esta fue producida y dirigida por el talentoso mexicano Alejandro González Iñárritu y protagonizada por Leonardo DiCaprio. Tiene nominaciones para el Óscar como mejor película, mejor dirección y mejor actor.
La trama surge en el 1820 cuando un grupo de exploradores en el oeste de Estados Unidos son emboscados por indios que les roban sus pieles. Logran escapar, pero el que conoce el camino de regreso, Hugo Class, es atacado por un gigantesco oso que lo hiere gravemente.
Su deteriorado estado físico y la dificultad de ser cargado por el bosque motivan a sus compañeros a abandonarlo a su suerte en medio de un crudo invierno.
El renacido no se rinde y busca formas de curar sus heridas y sobrevivir en un ambiente hostil. Contrario al marciano y parecido a Puerto Rico, su escenario incluía ríos con peces que devoraba para alimentarse.
Puerto Rico es una isla rodeada de peces pero con una agonizante industria pesquera. El 90% del consumo de mariscos es importado. Nuestros casi 2,000 pescadores comerciales no tienen acceso a exhibir su pesca fresca en las neveras con pescados congelados de las megatiendas y deben limitarse a suplir la demanda que reciben en las villas pesqueras.
El marciano y el renacido sirven de inspiración para un país en caída libre, sin voluntad para querer sobrevivir por sí mismo. Los personajes de los filmes nunca se dieron por vencidos ni se resignaron a esperar que alguien les resolviera su situación.
Ambos tenían los poderes necesarios para ejecutar sus planes de sobrevivencia. Tenían un plan, voluntad y tenacidad para sobreponer las adversidades y finalmente prevalecer.