March 26, 2020

El virus, la globalización y la colonia

El virus, la globalización y la colonia

 Artículo publicado en El Nuevo Día.

A través de la historia las plagas han golpeado a las sociedades. La Influenza de 1918 causó entre 20 y 50 millones fatalidades, más que las ocasionadas por la Primera Guerra Mundial. Se estima que la mortalidad en Puerto Rico fue de 10,888 personas y sobre 250,000 contagiados en una isla con una población en ese momento de 1,258,970.

En el 1918 Puerto Rico fue azotado con la pandemia y un terremoto. Un siglo después se repite la historia.

La pandemia del Coronavirus de 2019 azota al mundo de una forma distinta a las otras plagas. La globalización combinada con la acelerada movilidad y la alta tecnología escalan la crisis velozmente. Si bien la globalización se asocia con el movimiento internacional de productos, ideas y gente, la misma tiene un lado negativo como lo es el terrorismo, el calentamiento global y flujos biológicos como el Coronavirus.

La súbita caída de la Bolsas de Valores a través del mundo dramatizan el impacto financiero por el cierre de actividades económicas alrededor del mundo.

El presidente estadounidense, Donald Trump, ha basado su populismo en un patriotismo y nacionalismo que van contrario a la globalización. Entre las lecciones de la Segunda Guerra Mundial esta evitar el aislamiento mediante interrelaciones entre los países estableciendo instituciones como las Naciones Unidas y el Banco Mundial.

La globalización es imparable, no importa la riqueza y poder un país no puede existir aisladamente. Los asuntos como el cambio climático, la inmigración, el terrorismo y ahora la pandemia se tienen que manejar conjuntamente entre los países.

Actualmente, Estados Unidos es el tercer país mundial con más personas contagiadas por el Coronavirus. Su tasa de crecimiento podría colocarlo en la cima de la lista de países afectados.

La gran urbe neoyorquina lidera por mucho las incidencias en la metrópolis. El virus ha logrado apagar a la capital del mundo, algo que no pudo lograr el derrumbe de las Torres Gemelas el 9/11 y la Gran Depresión.

En Puerto Rico nuestra perspectiva colonial y de dependencia nos coloca pasivamente a depender de la metrópolis y hasta pedirle permiso para tomar algunas decisiones.

La desconexión con el mundo se dramatiza cuando el secretario de Salud minimiza las crisis señalando la inexistencia de vuelos directos entre China y Puerto Rico. También cuando otro alto funcionario atribuye la alta presencia del virus en Italia a su cercanía con China.

Durante la Influenza de 1918, el comisionado residente, Félix Córdoba Dávila, tuvo que rogar al Congreso por ayuda la cual fue denegada según expresó a su regreso a la Isla. Puerto Rico dependió de la ayuda de la Cruz Roja y de instituciones locales para lidiar con el virus.

Recientemente experimentamos la indiferencia de la metrópolis ante la quiebra, los huracanes María e Irma y los terremotos.

El sistema salubrista de la Isla está debilitado como resultado del desmantelamiento del Plan Arbona por el gobernador Pedro Rosselló privatizando los hospitales y forzando a la mayoría de los estudiantes de medicina a realizar sus internados fuera del país.

El virus globalizado afecta a Puerto Rico, pero Puerto Rico tiene que actuar aisladamente y dependiendo de la misericordia de la metrópolis la cual está envuelta en su propia crisis. La isla no tiene los poderes para protegerse como fue el caso cuando en plena crisis desembarcaban miles de turistas, algunos contagiados como fue el caso de los ciudadanos italianos.

Puerto Rico no puede beneficiarse de la experiencia y recursos salubristas de otros países, o de la Organización Mundial de Salud de ONU.

El país vive una de sus más profundas crisis. Pero su fuerza siempre ha sido la tenacidad y creatividad de su gente para sobrevivir invasiones, quiebras, huracanes, terremotos e influencias.