Aug. 30, 2018

La colonia ciento veinte años después

La colonia ciento veinte años después

 Artículo publicado por El Nuevo Día.

En el 1998, el ex secretario de Justicia y ex juez presidente del Tribunal Supremo,  José Trías Monge escribió un ensayo titulado “Un centenario y una denuncia” en el cual censura la relación colonial de Estados Unidos  con Puerto Rico  por espacio de un siglo.

Veinte años después, con la implementación de la ley PROMESA, la situación que describe Trías Monge se ha exacerbado.

Para Trías, el centenario no era motivo de celebración  sino de reflexión detenida sobre la condición lastimosa en la que se encuentra la Isla.  Señala que  las agresiones armadas, el mantenimiento de colonias y la injusticia  no se celebran sino que son momentos de duelo.

Trías apunta que sólo la voz de Eugenio María de Hostos se alzó  “contra aquella monstruosa anexión forzada”.   Hostos se reunió con el presidente William McKinley para exigir un plebiscito en la Isla. Trías censura a los políticos  como Luis Muñoz Rivera y José Celso Barbosa por no estar  “a la altura del momento”.

El ensayo señala que para el tiempo de la invasión Puerto Rico disfrutaba de libertadas mayores que las que tiene hoy.  El Parlamento Insular tenía mayores poderes que la Legislatura actual.  Puerto Rico podía negociar sus propios tratados comerciales y los negociados por España  sin nuestra participación no podían aplicarse en la Isla. 

Teníamos representación en las Cortes igual que cualquier otra provincia y  “ostentábamos  la ciudadanía española en igualdad de derechos a cualquier otra persona nacida en territorio español”.

La Carta Autonómica disponía que no se podía alterar sin el consentimiento de los ciudadanos.   La Carta fue invalidada por los estadounidenses y los reclamos para un auscultar el sentir de los puertorriqueños a través de un plebiscito fueron ignorados.

Él apunta que en el 1952 se aprobó una constitución “dentro de un marco de facultades relativamente modesto”  y que desde entonces no se ha movido un ápice hacia la descolonización. 

Una constitución que fue enmendada arbitrariamente por el Congreso luego de haber sido aprobada por los puertorriqueños en un referéndum.  Y que el ex gobernador Rexford Tugwell describió como una mera ley federal.

Trías acusa a Estados Unidos de ejercer una conducta que va en contra de los principios en que se fundó esa nación.   Menciona que el poder que Estados Unidos ejerce sobre  Puerto Rico es ilegítimo y  que las leyes no obligan a quienes no participaron en su aprobación.

Trías apunta que  “el gobierno de Estados Unidos no acaba de entender que la democracia y el colonialismo son incompatibles.  Por el contrario insiste a cada momento en alegar, como si ello fuera motivo de orgullo en vez de oprobio, que en sus manos reside la totalidad de la soberanía sobre Puerto Rico”.

El ensayo señala que Estados Unidos se ha olvidado de Puerto Rico y que la lentitud en reconocerle al país sus derechos ha afectado las actitudes  y visión de mundo y la autoestima del pueblo.  Resalta que “el colonialismo prolongado produce a veces el hábito de la servidumbre”.

Resume  señalando que “somos pueblo tribalizado, desunido, olvidado de la necesidad de exigir derechos con voz fuerte y gruesa.  Eso es lo que el colonialismo les hace a los pueblos: los disgrega, los amansa, les empobrece el espíritu, los convierte en mera algarabía de voces”.

La reflexión de Trías es hoy más pertinente que hace veinte años.  La ley PROMESA es una reacción a la quiebra moral, política y económica del país, resultado de un proceso paulatino que comenzó con la invasión  hace ciento veinte años.  El proceso terminará cuando surja un nuevo liderato en el país capaz de entablar un diálogo con el que “ostenta el poder de gobernarnos como le plazca”.