La crisis climática y el papa

Artículo publicado en El Nuevo Día.
En días recientes el papa Francisco emitió una valiente encíclica en la que resalta el “uso irresponsable y abuso” de la Tierra.
“Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla”, observa el sumo pontífice sobre nuestro planeta.
El papa lanza un grito de alerta sobre el daño que el hombre le está ocasionando al planeta y cómo dicho daño afecta principalmente a los más pobres.
Su denuncia contradice a grupos conservadores poderosos de la metrópoli que aseguran que los clamores sobre el daño al ambiente son fantasías de medios de comunicación liberales. Algunos de ellos están vinculados a la industria del petróleo y del carbón.
El congresista republicano, Joe Barton, miembro del Comité de Energía y Comercio, comentó sobre el llamado del papa: “No lo considero un experto en asuntos ambientales”.
El exgobernador de Tejas, Rick Perry, considera que el clima está cambiando constantemente, pero que no está claro el papel que los humanos tienen en el cambio.
Sin embargo, el economista estadounidense, Jeffrey Sachs, director del Earth Institute de Columbia University, elogió la encíclica como un llamado a un propósito moral y a una economía global segura para el planeta y las nuevas generaciones.
Sachs señaló que la encíclica “va a tener un rol importante para que la gente en todo el mundo sea más consciente de todo lo que nos estamos jugando al enfrentar con retraso el cambio climático”.
Basta darse un paseo entre los glaciares de Alaska para notar cómo estas formaciones han ido reduciéndose durante las últimas décadas. La muerte trágica de los osos polares al no poder recorrer las distancias entre los témpanos de hielo dramatizan su saga.
La escasez del agua complica la situación ambiental, irónicamente en un planeta compuesto en un 70% de agua.
Según la experta Maude Barlow, en el siglo XX la población mundial se triplicó mientras que el consumo de agua aumentó seis veces. Se espera que en el 2050 la población haya aumentado en 3,000 millones de personas, y se requiera aumentar el suministro de agua en un 80%. Nadie sabe de dónde saldrá esa agua.
La lucha por el agua potable tendrá un papel primario en el orden mundial y en el futuro de la civilización. Ya la industria del cine abordó el problema en la película “Quantum of Solace”, del personaje “James Bond”, en la que el tema no es la Guerra Fría ni el control de armas nucleares, sino el control del acceso al agua.
El Papa responsabiliza al capitalismo salvaje como protagonista de esta crisis cuando señala: “Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente”.
También indica que la deuda externa de los países pobres sirve como instrumentos de control, pero no ocurre así con la deuda ecológica que los países ricos tienen con el planeta.
Se habla de los problemas ambientales, pero debemos referirnos a ellos como problemas de la Humanidad. El comportamiento de las personas incrementa el problema ambiental. Irónicamente, la Naturaleza es uno de los principales bálsamos para la paz espiritual o una psiquis saludable.
Contemplar un paisaje hermoso, respirar aire puro, admirar un atardecer espectacular, explorar las profundidades del mar fortalecen el bienestar psicológico.
Aunque las encuestas reflejan que la mayoría de los puertorriqueños abogan por conservar los recursos naturales, muchos en la práctica contribuyen a su destrucción. No reciclan la basura ni conservan la energía y el agua y cuando usan embarcaciones no consideran cómo impactan el medio ambiente.
Educar y concientizar a la ciudadanía sobre la gravedad del problema es la clave para superarlo y llegar a crear lo que el papa Francisco llama “la ciudadanía ecológica”.