La deuda pública como control político

Artículo publicado en El Nuevo Día.
Desde principios del siglo XX, la estrategia militar de Estados Unidos disponía del control del Caribe, cuyas islas servían para abastecer de carbón a su creciente flota naval y proteger la entrada oriental de su recién construido canal panameño.
Las tres principales islas eran Cuba, la Española y Puerto Rico. El objetivo de Estados Unidos no era anexarlas, lo que habría logrado fácilmente, sino controlarlas económicamente, particularmente mediante su deuda pública.
A raíz de la Guerra Hispanoamericana, Estados Unidos invadió y ocupó a Cuba y desmovilizó al heroico Ejército cubano que llevaba batallando por décadas contra los españoles.
Cuba tenía una deuda de $300 millones con acreedores europeos, pero Estados Unidos no tenía intención de asumirla ni permitir que los europeos ejecutaran los préstamos (Puerto Rico no tenía deuda pública).
No fue hasta 1902 que Estados Unidos abandonó la isla, no sin antes forzar a los cubanos a enmendar su constitución para incorporar la Enmienda Platt como un apéndice.
Esta enmienda, aprobada por el Congreso, le dio derecho a Estados Unidos a invadir la Isla cuando quisiera, establecer bases navales, controlar la deuda pública y determinar la soberanía de la isla de Pinos, que posteriormente intercambiaron por el alquiler perpetuo de la base naval de Guantánamo.
En 1906 Estados Unidos volvió a ocupar la isla militarmente hasta 1909 para mantener el orden y la estabilidad económica en el país.
En la isla de la Española, las repúblicas de Haití y la República Dominicana estaban plagadas de corrupción y tenían deudas públicas impagables con países europeos y Estados Unidos.
Haití fue ocupado por Estados Unidos de 1915 a 1934 para establecer el orden y conseguir repago de los préstamos. Los años de administración estadounidense dejaron al país en las mismas condiciones de miseria, enfermedad y analfabetismo.
En 1870 el Congreso estadounidense le había denegado a la República Dominicana la anexión solicitada por el presidente Ulysses S. Grant y el pueblo dominicano.
Esta denegación no significaba que no podían ocupar militarmente el país de 1916 a 1924, controlando su economía y aduanas, utilizando el 55% de los recaudos para pagar a los acreedores estadounidenses.
No fue hasta 1940 que se firmó el Tratado Trujillo-Hull, que estableció un plan de repago de la deuda externa y los dominicanos recuperaron el control de sus aduanas. La deuda fue posteriormente eliminada a cambio de concesiones militares durante la Segunda Guerra Mundial.
Si bien la historia de estas islas es compleja y no se pretende detallarla en este breve escrito, hay patrones y elementos comunes en sus derroteros. La intervención estadounidense buscaba satisfacer sus mejores intereses militares y económicos , y no los de las islas. Promovía sus inversiones en ellas, facilitando y promoviendo el crédito público impagable como instrumentos de poder y control político de los países.
En el caso del territorio no incorporado de Puerto Rico, no era necesario invadirlo ni controlar las aduanas, ya que desde 1898 han mantenido control plenario sobre él . La Constitución del ELA otorgó al gobierno local control fiscal temporero, que fue eliminado con la Ley Promesa, promulgada por la quiebra económica generada por el impago de préstamos otorgados sin fuente de repago.
¿Dónde estaban los comités del Congreso responsables por los territorios? ¿Dónde estaban los organismos reguladores federales cuando los bancos locales emitían préstamos sin fuente de repago para luego intervenir y pasar al otro extremo de cerrar bancos, y restringir el financiamiento y así hundir la economía local?
¿Dónde estaban las acreditadoras que recomendaban la emisión de bonos públicos sin fuente de repago?
El último gobernador estadounidense en Puerto Rico, Rexford G. Tugwell, responsabilizaba al Congreso por los problemas de Puerto Rico, pues este tenía plenos poderes sobre los territorios, pero no cumplía con su responsabilidad.