La globalización, la informática y la política

Artículo publicado en El Nuevo Día.
La globalización y la revolución informática son los fenómenos principales que han cambiado las economías de los países. Los viejos esquemas se han quebrantado. Cada día más, el siglo XX parece un pasado lejano.
La globalización llegó para quedarse. Redes internacionales conectan a todos los países.
China es el principal suplidor de Walmart, líder mundial de las megatiendas.
Sin embargo, en China, la megatienda francesa, Carrefour, en la segunda posición mundial, es la líder de ese mercado con más de 200 megatiendas en más de cincuenta ciudades.
Las multinacionales que no se ajustan a los cambios del mercado desaparecen o se reinventan. Los ejemplos más recientes son la quiebra de Kodak y la reinvención exitosa de su competidora japonés, Fuji.
Las multinacionales invierten en los países, obtienen ganancias, y proveen recursos y adiestramiento para las economías locales.
Corresponde a los gobiernos balancear los intereses de las multinacionales con los mejores intereses de la economía y empresarios locales.
Apple, la principal corporación estadounidense en materia de valorización, relativamente apenas crea empleos en Estados Unidos.
Casi todos los 70 millones de iPhones, 30 millones de iPads y 59 millones de otros productos Apple vendidos el año pasado fueron manufacturados en China.
Lainformática junto a la globalización han cambiado el mundo. La tecnología no tiene fronteras ni nacionalidades. El mundo está siendo alambrado a través del ciberespacio y las redes sociales.
Samuel Palmesano, presidente de IBM, considera que como consecuencia de la explosión de la tecnología móvil, cerca de 2,000 millones de personas están en el ciberespacio.
Existe más de un trillón de objetos y organismos inteligentes interconectados.
Para los presidentes corporativos exitosos, ya el mercado no se divide por zonas geográficas; ahora es global: compran, manufacturan y venden en todos sitios.
Para Victor Fung, presidente de Li & Fung, uno de los manufactureros más antiguos de Hong Kong, la noción de la exportación está desapareciendo.
Mientras el mundo está cambiando es desconcertante escuchar el discurso de los candidatos a presidente de Estados Unidos en los debates televisados durante las primarias del Partido Republicano.
El nivel de ignorancia y desconexión con la realidad es preocupante.
La clase política puertorriqueña se ha petrificado en el pasado. Algunos deliran soñando con traer inversionistas a un país que cambia las reglas del juego en un fin de semana para imponerles nuevas contribuciones.
Otros supuestamente respaldan al comerciante local mientras celebran la entrada de nuevas megatiendas que sustituyen a los comerciantes locales.
Otros políticos sueñan con traer nuevas versiones de las “936”, ignorando que el Congreso está en busca de ingresos para cubrir su déficit.
En un mundo donde el talento es la principal ventaja competitiva, Puerto Rico consistentemente ha generado ese talento que se ve forzado a emigrar ante la falta de oportunidades de empleo.
Puerto Rico no podrá insertarse en la economía globalizada del siglo XXI mientras sea un “territorio no incorporado que pertenece, pero no es parte de Estados Unidos”.
Para incorporarse al siglo XXI debe tener los poderes para establecer tratados comerciales con otros países, y controlar la inmigración, la transportación y las comunicaciones.
No obstante, en lo que llega ese momento que inevitablemente llegará, el gobierno puede aprobar leyes que protejan a los comerciantes locales contra las megatiendas (equivalentes a las leyes que protegen a los distribuidores de comestibles); aprovechar la necesidad de comprarles alimentos a los comedores escolares, para desarrollar la agricultura local; aumentar la inversión en la Universidad de Puerto Rico para solidificar su posición como principal gestora del capital humano, y contribuir así al desarrollo de la biociencia, la nueva tecnología y la energía renovable.
La misión principal de los líderes del presente debe ser inspirar y preparar a las nuevas generaciones para insertarse en el mundo globalizado e interconectado del siglo XXI.