Una sociedad enferma

Artículo publicado en El Nuevo Día.
Hace un siglo, nuestro insigne escritor, Dr. Manuel Zeno Gandía, escribía sus cuatro novelas de crítica social (“La Charca”, “Garduña”, “Los Redentores” y “El Negocio”) como una serie titulada “Crónicas de un mundo enfermo”.
Hoy vivimos en un Puerto Rico con una sociedad enferma y con políticos que, obsesionados con perspectivas de poder y control, ignoran las causas y remedios de los males que vivimos.
No se trata de las alarmantes estadísticas de asesinatos ni de que Puerto Rico ya cumpla con los requisitos de las Naciones Unidas para declararse un narcopaís. Se trata de una sociedad en proceso de deshumanización crónica.
Nuestra sociedad se impacta cuando alguien reúne a su familia en una cena y la asesina macabramente prendiéndole fuego.
Se impacta cuando se asesina a una turista embarazada que trotaba por la calle; se asesinan bebés, niños y ancianos; y se matan animales por diversión.
Se impacta cuando una noche en un restaurante italiano de la zona metropolitana los comensales, incluidos un banquero y una ex reina de belleza, son asaltados y han temiendo por sus vidas.
Las noticias de actos macabros nos impactan momentáneamente. Pero tras dejar de ser noticia, continuamos con nuestras vidas hasta la próxima noticia impactante.
Se ha perdido el valorar la vida humana. Vivimos en una sociedad en la que se ha victimizado la pobreza y los asaltantes exigen respeto a sus víctimas. Antes se exigía respeto a los adultos o a quienes “sabían”; ahora se exige respeto a quienes no siguen las instrucciones de los asaltantes.
Las dinámicas y comportamientos de los líderes de una comunidad establecen los estándares de conducta para una sociedad. ¿Cómo se puede pedir respeto cuando los propios líderes no respetan y adoptan actitudes de “guapo de barrio”?
¿Tendrá algo que ver la dinámica que establecen los políticos cuando cierran las galerías de la prensa para que los periodistas respeten; o cuando se envía a la Fuerza de Choque de la Policía para que los estudiantes respeten; o cuando se censura a un legislador para que respete la disciplina de partido?
¿Habrá influenciado al asesino que disparó cuatro tiros en la cabeza de un joven que rehusaba detener su auto, la exhortación del superintendente de la policía de “tirar a matar”?
¿Existen estudios sobre las sucesivas generaciones que han estado en prisión? Ya tenemos abogados criminalistas defendiendo a acusados, hijos de clientes.
La realidad de los confinados es una fuente valiosa para estudios de los males de la sociedad y la disfuncionalidad de la familia. Ellos son la principal muestra del fracaso de una sociedad.
¿Es prudente enviar a prisión por falta de pago de pensión alimentaria a un padre responsable, pero desempleado? ¿No es menos disfuncional y más económico conseguirle un empleo que incurrir en el costo que implica acoger a un nuevo confinado?
.Es preocupante que políticos pretendan resolver los problemas graves con enmiendas al derecho de la fianza, un nuevo Código Penal, estribillos publicitarios, cánticos religiosos y retóricas moralistas.
Más preocupante aún es que gobernantes hablen de prevención mientras recortan fondos para reclutar trabajadores sociales y psicólogos.
Puerto Rico es una sociedad con una de las inequidades más altas del mundo y sin un plan maestro social con recursos apropiados para resolver el caos social existente.
La Universidad de Puerto Rico cuenta con el talento profesional para preparar este plan y existe en el país un ejército de excelentes trabajadores sociales y psicólogos desmoralizados por la falta de recursos.
Posiblemente haya que tirar esta generación a “pérdida” y concentrarse en establecer nuevos paradigmas de paz y respeto a la vida entre los niños.
Ignorar la gravedad del problema y asumir la actitud de “Such is life” pueden llevarnos a aparecer como la próxima víctima en la portada del periódico de mañana.