UPR: punta de lanza para el futuro

Artículo publicado en El Nuevo Día.
Como egresado, expresidente de su editorial, exprofesor y exsíndico de la Universidad de Puerto Rico (UPR), me causa una profunda tristeza lo que los rentistas y partidos políticos le han hecho a la principal institución educativa del país. Más aún, verla ahora en un proceso de destrucción por los gobernantes y el organismo externo en control del país, tronchando así las posibilidades de un futuro próspero para Puerto Rico.
La educación es la principal inversión para el desarrollo de un país. Los países subdesarrollados tienen que hacer malabares para conseguir fondos del Banco Mundial para invertir en la educación. Su desarrollo económico descansa en una educación superior efectiva, la cual toma varias generaciones en lograrse.
La fundación de la UPR en 1903 fue resultado directo de la invasión estadounidense en 1898. España se circunscribía a sus intereses estratégico-militares evadiendo la fundación de una universidad en Puerto Rico.
Estados Unidos sabía que el futuro socioeconómico dependía del desarrollo de la educación.
La UPR fue un agente catalítico para sacar a Puerto Rico de la extrema pobreza, creando una nueva clase de profesionales y posicionándose entre las mejores universidades de los países subdesarrollados. Sus escuelas de medicina e ingeniería sobresalen mundialmente. El sistema integra la mayoría de los mejores profesores y estudiantes del país y las investigaciones científicas más relevantes.
Es irresponsable comparar la estructura de costos de la UPR con la de otras instituciones privadas, ya que su contribución trasciende la educación en las aulas. Su estación experimental y jardín botánico, sus intercambios internacionales e investigaciones científicas, y la costosa escuela de medicina con su hospital son algunos ejemplos.
A pesar de estas contribuciones, el presupuesto de la UPR por estudiante es de $22,000, más bajo que el de una universidad privada prestigiosa en Estados Unidos con una tercera parte de los estudiantes de la UPR y un presupuesto por estudiante de $57,000.
La rotación del poder político en Puerto Rico politizó la UPR, estableciendo el requisito de lealtad partidista para la mayoría de los nombramientos de presidentes, rectores y decanos, por encima del de sus credenciales académicas.
Decisiones como la expansión de recintos no fueron basadas en sus méritos, sino en el cabildeo de los rentistas, alcaldes y legisladores del área. La editorial publicó un libro del hijo de un exgobernante, con temas ajenos a la academia y en violación de los criterios para publicación.
El partidismo de la UPR trastocó los organismos de la institución afectando a los estudiantes, profesores y sindicatos y llevándolos a asumir posiciones ajenas a los mejores intereses de la institución. Al igual que el resto del país, la institución no ha maximizado sus recursos ni utilizado supresupuesto efectivamente.
Antes de recortar fondos en la UPR, debería implementarse el pedido del pueblo por la unicameralidad, reducir dos terceras partes del presupuesto de una legislatura irrelevante e inconsecuente, eliminar sueldos excesivos, contratos innecesarios, escoltas, carros, choferes, “pensiones cadillac” y atacar de frente la corrupción.
Durante la última crisis económica de Singapur en el 2008, en lugar de recortar la educación, crearon una segunda universidad pública. Apostaron al futuro. Su crecimiento actual valida esa decisión.
En Puerto Rico, los políticos y reguladores externos en control le reducen a la UPR una tercera parte de su presupuesto (la mitad de los fondos locales), tronchando el futuro del país.
La UPR debe de ser la punta de lanza para un nuevo Puerto Rico, un modelo moderno para el resto del país. Desgraciadamente, los rentistas y su estructura creada por los partidos políticos, no le permite maximizar su potencial.
¿Está capacitada la clase política para eliminar los rentistas y el partidismo en la UPR?