La farsa en la que se descansa

En su más reciente libro, Ángel Collado Schwarz ofrece una radiografía del status político. Nota de El Nuevo Día del 26 de Mayo de 2019, entrevista de Gloria Ruiz Kuilan.

Cuando en 1952 el Congreso de EE.UU. discutía la aprobación de la Constitución de Puerto Rico, refrendada por los puertorriqueños el 6 de marzo de ese mismo año, objetó la Sección 20 que reconocía a los ciudadanos varios derechos humanos.

La voluntad expresa del pueblo puertorriqueño no fue impedimento para que el Congreso enmendara el documento y lo aprobara sin esa Sección aun sin consultarle a los puertorriqueños.

Pero antes de la aprobación de esa Constitución, en la isla se procedió a inaugurar el 25 de julio de 1952 el Estado Libre Asociado (ELA), aunque no fue hasta el 4 de noviembre de ese año que fue aprobada oficialmente.

Este asunto es discutido plenamente por el profesor Ángel Collado Schwarz en su libro “Truman y Puerto Rico el origen de un proyecto descolonizador fallido”.

“Mientras no haya interlocutor estamos en una caída libre hacia un abismo y esto se va a poner mucho peor porque la emigración va a seguir”

ÁNGEL COLLADO SCHWARZ ESCRITOR Y PROFESOR

“Vivimos en una quimera, en un sueño que no es realidad y si alguien tiene duda con la Ley Promesa se desplomó”, dijo el escritor que en su libro hace una “radiografía” extensa de lo que pasó con la isla a partir de la aprobación de la Carta del Atlántico en 1941 hasta la creación del ELA para así poder entender la situación actual de Puerto Rico.

“Es una mirada realista, pero dura. Escojo (la figura de Harry S.) Truman porque es el período más importante en la historia de Puerto Rico. Truman fue el primero que nombró un gobernador puertorriqueño, aprobó la Ley para el gobernador electivo (1947) y luego el ELA”, dijo Collado Schwarz en entrevista con El Nuevo Día.

Pero el proyecto para descolonizar la isla fue realmente una “percepción” expone Collado Schwarz, quien concluye en su libro que mientras Puerto Rico no tenga un “interlocutor” con el “gobierno permanente de los Estados Unidos” el status político no cambiará pese a que desde el gobierno norteamericano han habido señales inequívocas de que está ávido para atender el asunto.

Al momento, ese interlocutor no existe, dice el profesor.

“Y eso es una desgracia. Cuando me preguntan qué va a pasar, (respondo) pues nos vamos a quedar como estamos hasta que surja un liderato en este país, un interlocutor con standing que pueda entablar unas conversaciones con Estados Unidos”, apuntó el historiador y profesor de universidades como Yale y Columbia.

“Yo sostengo que EE.UU. quiere buscar una solución a Puerto Rico. Ellos saben que esto de tener una colonia, aunque no lo van admitir, no es algo bonito para ellos. Ahora bien, el ELA culminado eso es una mentira. Es obvio que el ELA no se puede culminar y la estadidad no la van a dar. Está disponible en 50 estados”, agregó.

Dijo que la figura del comisionado residente en Washington podría ser ese interlocutor. Pero por décadas ha asumido otra postura.

“El comisionado residente para mí es una figura patética desde el principio hasta hoy. Lo que van es con una latita a pedir dinero. Y yo creo que Puerto Rico necesita un comisionado residente que vaya allí al Congreso a exigir y a emplazarlo porque si tú tienes la autoridad, tú tienes la responsabilidad”, sentenció.

De hecho, Collado Schwarz planteó que el país ha retrocedido más en su relación colonial con EE.UU. “Con (la Ley federal) Promesa hemos ido para atrás. Hemos ido a la Ley Foraker, que es todavía peor, más patético”, dijo.

El libro solo hace mención de la Junta de Supervisión al final. Collado Schwarz sostuvo que es así porque su crítica es al Congreso de EE.UU. “porque tiene los poderes plenarios” sobre la isla.

El escrito, igualmente, destaca la vasta importancia e influencia que tuvo para Puerto Rico la figura del almirante William D. Leahy, jefe de operaciones navales de la Marina, exgobernador de Puerto Rico, y asesor de los presidentes Franklin D. Roosevelt y Truman. “Fue el protagonista del gobierno permanente”, apuntó.

Collado Schwarz provee un trasfondo extenso de la situación a nivel mundial desde la aprobación de la Carta del Atlántico hasta la aprobación del ELA.

Esa mirada abarcadora, sin embargo, no provoca obviar el tema principal: la relación política de EE.UU. con la isla y el entorno actual. Todo lo contrario.

Entran como protagonistas Luis Muñoz Marín, Jesús T. Piñero, Pedro Albizu Campos y la Marina de Guerra de los Estados Unidos.

Este cuerpo militar, sostiene Collado Schwarz, fue hasta el 2004 “el cabildero más poderoso que ha tenido la metrópolis” en los asuntos de la isla, aunque muchos líderes políticos no lo entienden.

Por ende, el autor indica que es imprescindible que la figura que surja como interlocutor penetre en la Marina (la inteligencia y el Departamento de Estado) porque es parte fundamental de ese gobierno permanente de Estados Unidos con el que hay que hablar para atender la relación política.

La Organización de las Naciones Unidas, en cambio, “no va a resolver el problema de Puerto Rico”, dice Collado Schwarz, quien plasma en su libro cómo surgió ese organismo internacional, cuál es su pertinencia luego de la Guerra Fría y la proyección que le dio países de América Latina.

Collado Schwarz expone cómo el gobierno norteamericano escogió a Piñero primer gobernador puertorriqueño para crear la percepción de que la isla tenía gobierno propio, lo que fue en evolución con la elección de Muñoz Marín, la Ley 600 y el ELA.

Mientras Albizu Campos era una amenaza para esa vitrina de la descolonización que EE.UU. deseaba exhibir. Muñoz Marín facilitó esa movida pensando que más adelante podría desarrollar el ELA.

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